Hace mil que no escribo.
¿El culpable?
TÚ.
Porque, no contento con convertirme en una adicta a ti y hacer que quiera pasar hasta el último minuto de mi tiempo contigo, me dejas sin palabras. Como si no fuese lo suficientemente difícil sentarse en frente el ordenador y escribir algo coherente, te parecerá bonito...
Y encima tienes la desfachatez de preguntarme
"¿Por qué solo escribes sobre mí?"
¿Que por qué?
¡¿Que por qué?!
No sé, quizás tenga que ver con eso de que cuando no estoy pensando en ti es porque estoy a tu lado y me dejas la mente en blanco.
Así que entérate, que ni puedo ni quiero pasar un solo segundo sin tenerte presente y que, si por mí fuese, me tendrías todo el día pegadita a ti cual lapa, agobiándote hasta que no tuvieses más remedio que admitir que soy un auténtico coñazo.
Ni siquiera sabría decir exactamente en qué momento te hiciste tan necesario para mí. Y mira que intenté protegerme y escudarme de tu dulzura y tus encantos, pero caí. Supongo que no puedo gobernar mis sentimientos ni mucho menos resistirme a alguien como tú.
Solo espero que no me traiciones y que cuides de este corazoncito que tú mismo reconstruiste.
Soy una persona insegura y contradictoria por naturaleza, no puedo evitarlo y lo siento muchísimo. Hay días en los que me levanto con la seguridad de que me amas y otros en los que me despierto con el nudo en la garganta y la sensación de que puedo perderte en cualquier momento. Pero, indiferentemente de como me sienta algunos días, siempre trato de cuidarte y darte lo mejor de mí.
No como un intento desesperado de mantenerte cerca de mí, sino por hacerte sentir bien. Quiero que cada momento que estés conmigo sientas que te amo más que el anterior. Quiero demostrarte que siempre estoy ahí dispuesta a escucharte, acompañarte donde sea, soportar lo que haya que soportar y ayudarte cuando lo necesites.
Ya sé que a veces soy insoportable, que soy un desastre en todo lo que hago y que la suerte rara vez está de mi parte, pero confío en tu don para aguantarme y seguir queriéndome.
También sé que apenas te suelto algo romántico y que nunca sé qué decir cuando lo haces tú, solo espero que no malinterpretes mis silencios. No es exactamente que no sepa qué decir, es que no hay manera de expresar con palabras todo lo que siento en un guiño, una caricia o un beso.
No puedo, no es suficiente.
Espero que mis actos te transmitan ese mar de sentimientos que no puedo describir. Y, ¿por qué no?, también espero que sea recíproco y que me ames casi tanto como yo a ti.
Te amo en cada encontronazo de tus ojos con los míos.
Te amo en cada sonrisa que compartes conmigo.
Te amo en cada muestra de locura.
Te amo en cada susurro y cada grito.
Te amo entre sábanas y jadeos.
Te amo con cada centímetro de mi piel.
Definitivamente
te amo,
pero con hechos, no solo con palabras.