sábado, 6 de noviembre de 2010

Breath into me.

Hace frío. Me siento desorientada. Todo cuanto puedo ver es lo que la tenue luz de las farolas en la calle me permiten, colándose por las rendijas de las persianas y difuminada por las cortinas. Demasiada oscuridad, demasiada ausencia. Una pequeña habitación que se apetece demasiado grande para mi diminuto corazón pausado. ¿Por qué no vienes aquí y le das cuerda a mi reloj vital?
Cuando me faltas, siento como mis latidos se van pareciendo cada vez más a la maquinaria de un reloj. Se mueve de forma mecánica, automática, sin motivo. Tú pones ritmo a mi corazón. Si estás a mi lado, mi corazón se sincroniza a tu respiración.

Juntos podríamos componer la más bella sinfonía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario