Hace frío. Me siento desorientada. Todo cuanto puedo ver es lo que la tenue luz de las farolas en la calle me permiten, colándose por las rendijas de las persianas y difuminada por las cortinas. Demasiada oscuridad, demasiada ausencia. Una pequeña habitación que se apetece demasiado grande para mi diminuto corazón pausado. ¿Por qué no vienes aquí y le das cuerda a mi reloj vital?
Cuando me faltas, siento como mis latidos se van pareciendo cada vez más a la maquinaria de un reloj. Se mueve de forma mecánica, automática, sin motivo. Tú pones ritmo a mi corazón. Si estás a mi lado, mi corazón se sincroniza a tu respiración.
Juntos podríamos componer la más bella sinfonía.
sábado, 6 de noviembre de 2010
jueves, 4 de noviembre de 2010
Frozen inside.
En ocasiones, lo único que necesitas es ver todo con una nueva perspectiva, cada vez que te derrumben.
A veces hay que maquillar un poco las palabras, para que todo parezca bonito. Aprender a convertir las catástrofes en inconvenientes, y no permitir que los inconvenientes se nos presenten como catástrofes.
Es irónica la forma en que nos pasamos la vida esperando que algo suceda, y al final, lo único que pasa es la vida; y por más que nos repitan una y otra vez que aprovechemos lo que tenemos, seguiremos dejando pasar las oportunidades.
Ahora mi corazón es un trozo de hielo, mis huesos ya se oxidaron, todo vuelve a no tener sentido.
Dame sentido.
A veces hay que maquillar un poco las palabras, para que todo parezca bonito. Aprender a convertir las catástrofes en inconvenientes, y no permitir que los inconvenientes se nos presenten como catástrofes.
Es irónica la forma en que nos pasamos la vida esperando que algo suceda, y al final, lo único que pasa es la vida; y por más que nos repitan una y otra vez que aprovechemos lo que tenemos, seguiremos dejando pasar las oportunidades.
Ahora mi corazón es un trozo de hielo, mis huesos ya se oxidaron, todo vuelve a no tener sentido.
Dame sentido.
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